09 octubre 2007

ENTRENADORES Y DIRECTORES TÉCNICOS

ENTRENADORES Y DIRECTORES TÉCNICOS DE EQUIPOS DE FÚTBOL.
Sus Saberes Humanos.


Autor Lic. Fernando Contreras Romero.
Licenciado en Educación Física, Universidad Pedagógica Nacional –Bogotá,Colombia.
Director Técnico de Fútbol Nivel V. Federación Colombiana de Fútbol.

INTRODUCCIÓN.

El entrenador concita en su entorno y a su pesar las más disparatadas polémicas. El lo sabe y a ello se expone desde que inicia en esta apasionante profesión que libremente ha escogido. Nadie lo ha forzado a ser el centro de las discusiones, ni el, por supuesto, lo ha pretendido, pero la realidad es que, a su favor o en contra, con resonancias locales o nacionales, vive su trabajo sin apenas un respiro de intimidad o de sosiego. Si triunfa no le dejara tranquilo su popularidad, avara de su tiempo y de sus dedicaciones personales. Si fracasa se vera obligado a rehacer sus maletas y conseguir acomodo transitorio, una vez mas, en otros lugares, por que por lo visto no hay para el reposo o lugar idóneo mas o menos definitivo.
Y todo, o casi todo, por que el balón no ha querido entrar por unos palos, ya que las mas de las veces no se pone en entredicho ni su honradez profesional ni su categoría y buen hacer técnicos. Se trata de una cuestión de resultados inmediatos. Y es curioso, y hasta dramático, percibir como a ningún otro profesional, en nuestra vida contemporánea, se le exige esta adecuación perentoria , y como solamente al entrenador se le culpa de los fracasos de los demás, cuando el no se cansa de repetir que los resultados positivos, cuando los obtiene, son producto del esfuerzo de sus jugadores. De manera que el entrenador atribuye su éxito a los otros y, por el contrario, se ve personal y únicamente responsabilizado de los fracasos. Curiosa y alarmante relación profesional esta, que deja solo al entrenador frente a cometidos y resultados profesionales que implican a muchas personas.
Pero así esta el fútbol, y no tiene trazas, por el momento, de cambiar a mejores, al menos mas justas, perspectivas en la valoración del esfuerzo de los entrenadores. Por otra parte, sabemos que no siempre son los resultados negativos los que provocan la caída de un entrenador, hay otras razones que conocen los interesados y que unas veces se dicen y otras se ocultan. No entrare en ellas, pertenecen a ese secreto que celosamente se guarda para evitar males mayores, o ya se han hecho publicas y no vale la pena que insistamos en explicar sus detalles.

Al entrenador le urge fundamentalmente dos cuestiones: saber de todo lo que esta relacionado con el fútbol y saber de todos los que están comprometidos con el en el trabajo de equipo.


Saber de todo.

No lo tiene fácil los entrenadores, por aquello de que, al ser responsables únicos de su equipo, tienen que soportar la critica de quienes no saben matizar lo que corresponde a cada uno en el seno del club. Los entrenadores, por lo visto, tienen la culpa de todo. Y el entrenador que se ve de esta manera acosado sin descanso en su tarea se siente motivado a saber de todo, a no quedar satisfecho con lo que sabe o con lo que ha experimentado hasta el momento, y a mantener viva siempre su inquietud por las novedades técnicas que de continuo se están produciendo en el mundo. El entrenador que se colocara de espaldas al desarrollo de la ciencia aplicada al fútbol, acarrearía además de su desprestigio profesional, la decadencia progresiva del fútbol convertido, desde la ignorancia, en un deporte rutinario y sin reclamo emocional del espectáculo.

Saber de todos.

No le basta al entrenador ese conocimiento científico, tiene que esforzarse por llegar a esa sabiduría, a ese contar en la práctica con las posibilidades que le ofrecen todos los hombres que constituyen su equipo. De nada le valdrían los tesoros de ciencias acumulados en su mente, ni los años pródigos en experiencia de su anterior vida futbolística, s la hubiera tenido, si no contara con ese saber de todos y cada uno de los jugadores que integran su plantilla y de quienes, junto a el, participan en las tareas técnicas de la preparación del equipo.
Ser entrenador significara ante todo ser conocedor, aprovechador y conductor de hombres, afirmaciones que no revelan una esclavitud como si los jugadores fueran mercancías de quita y pon en manos de unos técnicos que buscaran únicamente su provecho, sino en realidad, incuestionable ya, de que si el entrenador se mantiene distante de sus hombres, o los desconoce, o no dialoga con ellos, o no acierta a dirigirlos, o no cuenta con sus aportes y sugerencias, jamás conseguirá el éxito deseado.
Cuando se lleva a cabo el análisis de los resultados, tanto positivos como negativos, que consigue un equipo, rara vez se contempla esa dimensión saber de todos que caracteriza a un entrenador y que es causa principal de los éxitos y de los fracasos de una temporada. Figura poco el entrenador como dirigente de hombres en las valoraciones que los criterios asignan a las tareas de un equipo. Se habla de sistemas adecuados, de juego defensivo o de juego ofensivo, de escasa preparación física, de trabajo con la cantera, de fichajes que dieron resultados, pero apenas de cómo se trato a los jugadores. Y fijar esta relación entrenadores- futbolistas es una de las prioridades que deberíamos tener presentes a la hora de mejorar nuestro fútbol.

Técnicos en fútbol: son todos los especialistas en temas futbolísticos: un estudioso del fútbol, entrenador o no, pero preocupado por las cuestiones que conciernen a este deporte. De esta forma incorporaríamos a la actividad y a la participación técnica directa a personas de reconocido prestigio que optaron en su momento por vincularse con el fútbol pero desde otras responsabilidades que no fueran las típicas de un entrenador. La complejidad creciente de los asuntos humanos y deportivos que atañen al futbolista dificulta y supera las posibilidades de trabajo de un único entrenador y reclama el apoyo de otros especialistas. El fútbol los necesita.
Entrenadores: son por encima de todo técnicos en fútbol y como su nombre lo indica preparan, adiestran, entrenan al equipo ensayando todo aquello que les proporciona luego exactitud y eficacia. Son los responsables directos de la marcha del equipo en la competición, figura central del grupo, el interlocutor autorizado ante la junta directiva, el que decide las últimas o definitivas instancias de cuantas resoluciones se adopten por el equipo. Y son los que responden con su contrato de los éxitos o de los fracasos de todos los que dan vida técnica al club.

Directores de equipo: son técnicos en fútbol que podrían encajarse de los cometidos propios de la dirección del equipo sin ocuparse necesariamente de su entrenamiento. Esta figura del director de equipo, inviable o desconocida entre nosotros, diferencia la responsabilidad técnica de quienes actúan con soltura, tal vez sin nerviosismo en tareas propias de la enseñanza futbolística, al fin y al cabo todo entrenamiento supone una relación pedagógica entrenador- futbolista, de la que aquellos que polarizan su esfuerzo hacia la dirección inmediata del equipo que esta jugando un partido.

ENTRENADORES: SU PROPIO YO.

No esta reñida de que el trabajo del entrenador ha de estar vinculado al proceder de todos sus jugadores con el reconocimiento de que también el tiene una personalidad individualizada, con rasgos concretos que se resisten a ser confundidos con los de sus jugadores. Todo esto quiere decir que a estas características cada uno tendrá que añadir su propio carácter, su forma peculiar de sentir la vida y la competición, sus relaciones familiares que le distinguen de otros en sus mismas condiciones de profesionalidad, sus aspiraciones legítimas.

Responsabilidad múltiple.

La multiplicidad de tareas que la corresponden al entrenador rebasa la capacidad de análisis, un tanto simplona, de quienes identifican su deseo con la realidad. Y querer no es poder, por mucho que apretemos los puños y nos digamos palabras de elogio. Habrá momentos que requieran ese esfuerzo de voluntad que todo lo supera, y habrá momentos que, por mucho que lo intentemos, nos superaran hasta el fracaso total. De ahí que tener una conciencia clara y honesta consigo mismo de las posibilidades que están al alcance de la mano sea una cualidad digna de cualquier entrenador.

Competencia y especialidades.

Una cosa es que deseemos lo mejor para los entrenadores, su competencia en todos los asuntos mas directamente relacionados con su cometido, y otra muy distinta que les agobiemos de responsabilidad y de conocimientos como si fueran la enciclopedia viviente del fútbol. Se les exige saber de todo y de todos, pero principalmente tendrían que saber de si mismos, cual es su competencia primera, su punto fuerte sobre el que sentar las restantes responsabilidades.

Competencias típicas de un entrenador por lo que refiere a sus factores humanos podrían ser:

v Un yo emocionalmente estable.
v Un yo extrovertido y equilibrado.
v Un yo capaz de ordenar, planificar y organizar.
v Un yo abierto y comprensivo de la realidad que lo rodea.
v Un yo autocrítico.
v Un yo profundamente motivado.
v Un yo con valor centrifugo.
v Un yo conciliador.
v Un yo curioso.
v Un yo seguro racionalmente de lo que hace.

Metodología especifica o el dialogo necesario.

Trabajar junto a los jugadores supone en primer lugar mantener permanentemente con ellos la vía de la comunicación mas expedita, mas espontánea y aun mas científica que cabe, la del dialogo. Si el entrenador no habla con sus jugadores, y me refiero a un lenguaje continuo, variado, familiar, razonado, resultara poco menos que imposible aunar voluntades y competir de común acuerdo. En el dialogo pedagógico el entrenador desarrolla su actividad por medio de:

v Una información exacta.
v Una explicación razonada.
v Una demostración y un ensayo precisos.
v Repetición y perfeccionamiento.
v Pausas para la asimilación.

Según sus posibilidades.

Lo posible marca la pauta de las conductas de los entrenadores. Las posibilidades de cada entrenador se identifican con su realidad, pasado un cierto tiempo de contraste y verificación de los datos obtenidos.

Interés por el jugador.

La primera cuestión sobre las posibilidades de cada entrenador, sobre lo que puede hacer, sobre lo que puede conseguir, se basa y se define en el interés que el entrenador manifieste por sus jugadores, el entrenador no descubre sus posibilidades a partir de si mismo sino a partir de los otros con quienes comparte casi toda su responsabilidad, ósea, los futbolistas de su equipo.

Los cauces concretos en el trabajo de un entrenador son:

v Cauce de la autoridad o del mando.
v Cauce de la reflexión.
v Cauce del cálculo.
v Cauce de la protección.
v Cauce de la crítica.
v Cauce de la afirmación

ASPECTOS PERSONALES Y VOLITIVOS DEL ENTRENADOR DE FÚTBOL.

Dinámico,ca: relativo a la fuerza cuando produce movimiento: efecto dinámico, activo, enérgico: hombre dinámico.

En un mundo como el nuestro, donde el fútbol muchas veces adquiere resonancias desmesuradas, el “yo publico” del entrenador podría crearle muchas dificultades si se volcara en el y se distrajera con problemas superficiales que nada tienen que ver con su trabajo. Poco importa la imagen de ese yo del entrenador, su configuración externa que no añade nada a su personalidad.


Artículo enviado por Fernando Contreras.